sábado, 9 de octubre de 2010

Ser vegetariana es... redescubrir el sabor


Uno de los prejuicios más extendidos acerca de la comida vegetariana es que no sabe a nada. Según mi experiencia, sin embargo, lo que ocurre es justo lo contrario: es el omnivorismo quien disminuye de manera alarmante nuestra capacidad de saborear.

Para mí, seguir una dieta vegetariana es como dejar de fumar. Muchos ex-fumadores atestiguan que el tabaco les impedía saborear la comida, al dejar insensibles sus papilas gustativas. Para mí, la carne tiene un efecto parecido: te impide saborear nada que no sepa a lo que ella sabe.

Esa fue la experiencia que yo tuve la primera vez que fui vegetariana. Al poco tiempo, descubrí que la mayor parte de los alimentos que, hasta ese momento, había considerado insípidos, tenían en realidad sus propios sabores, sutiles e intensos al mismo tiempo, y mucho más variados que los de la carne.

Posteriormente, cuando volví a ser omnívora, sufrí un desagradable reencuentro con lo que algunos llaman sabor. Tal y como lo expresaba por aquel entonces, todo me sabía a barbacoa. La gente no entendía qué quería decir, pero yo sentí cómo, de pronto, todo ese universo de variedad y sutilezas había desaparecido, siendo sustituido por un monótono e intenso sabor a ahumado.

Algo parecido ocurre también con los lácteos y el huevo. Aunque todavía continúo consumiéndolos, lo hago muy de vez en cuando y en pequeñas cantidades. Por eso, cada vez que tomo, por ejemplo, un yogur elaborado con leche de vaca, siento algo así como si pegara mi boca a las ubres del animal. De alguna manera, creo que los productos animales tienen un manera de saber muy característica, fácilmente identificable en todos ellos una vez que nos deshabituamos a ingerirlos.

Por todo ello, es hasta cierto punto normal que las personas omnívoras encuentren dificultades para saborear todo aquello que no sea carne. Sin embargo, si se dieran la oportunidad, descubrirían la riqueza y diversidad en sabores que ofrece el mundo vegetal. Una riqueza nutritiva, saludable, ecológica y, sobre todo, ajena a la crueldad.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, que la forma de vida vegetariana es sabrosisima. Ahora huelo la carne, el queso, o el huevo de lejos y me repugna ^^. He tenido la fortuna de dejar de fumar en mi paso al veganismo, y sé lo que es que los sabores suban de intensidad :D En mi opinión una maravilla.

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  2. ¡Enhorabuena! Has dado dos pasos importantísimos a la vez. Ahora... ¡a disfrutar! :D

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  3. El mundo vegetal además de ofrecer una gran riqueza de sabores puede aportarnos incluso muchos mas nutrientes que los lácteos o la carne, por ejemplo, las semillas de sésamo son muy ricas en calcio, mucho más que la leche (creo que la proporción es el doble), a lo que hay que sumar que ese calcio es de mejor absorción que el de la leche. Si la cueva de Ali Baba se abría como se abría sería por algo.

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  4. Jajaja... ¡que me ha gustado lo de Alí Babá!

    Pues sí, al otro lado de la cueva hay todo un mundo por descubrir, sólo tenemos que atrevernos a decir aquello de: "Ábrete, sésamo".

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